jueves, abril 18, 2024
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Científicos del Conicet crearon una máquina para purificar el aire

Especialistas argentinos de la Universidad Nacional de San Luis desarrollaron un reactor catalizador que es capaz de purificar el aire de efluentes industriales que contaminan las ciudades y afectan la salud de la gente.

Diez científicos argentinos del Conicet desarrollaron, desde la Universidad Nacional de San Luis y con la coordinación del doctor en ingeniería química, Luis Cadus, una máquina capaz de purificar el aire de las ciudades y reducir el smog.

 

Se trata de un reactor para tratar efluentes gaseosos y eliminar los compuestos orgánicos volátiles (COVS), con lo que se evitarían enfermedades como el asma, producidas por el smog fotoquímico.

 

Al respecto, Cadus manifestó a la agencia Télam que “cuando una economía comienza a desarrollarse debe resolver sus pasivos ambientales, que es un subsidio que el Estado termina otorgándole a una empresa por no obligarla a limpiar el entorno donde trabaja, ese pasivo termina pagándolo la gente con su salud y entonces el Estado debe invertir más para curarla”.

 

“El volumen de aire que hay es finito, lo debemos usar todos y lo debemos dejar para que se siga usando”, indicó el especialista, y agregó: “Las ciudades cercadas por los parques industriales por las emisiones de los vehículos, las combustiones que se producen cuando se arranca un motor o cuando se carga combustible, produce una emisión de gases contaminantes”.

 

El proyecto de los científicos argentinos se ocupa de las grandes emisiones que se combinan con las partículas que emite la actividad humana, formando un cóctel que se denomina smog fotoquímico y que interrumpe el ciclo natural de degradación de esos compuestos generando otros, peligrosos y responsables de la mayoría de las enfermedades respiratorias.

 

Además, según indicaron, la tecnología desarrollada en San Luis es muy barata para el mercado internacional, y permite un aire con niveles de estándares similares a los que promueve la agencia de protección ambiental de Estados Unidos (EPA) o la comunidad europea, que son los más rigurosos.

 

“Los desarrollos tecnológicos internacionales implican el uso de metales preciosos y nosotros trabajamos con metales comunes, pusimos todo el hincapié en el desarrollo químico y físico-químico de ese material, aplicando conceptos de ciencias de los materiales para lograr la misma performance de esos materiales que son muy caros”, aclaró el investigador al respecto.

 

En el mismo sentido, a través de este logro del equipo de investigadores argentinos, la mayor multinacional que vende catalizadores en el mundo, comercializará el producto en su catálogo, ya que no pudo ser protegido en su momento debido a que cuando lo publicaron, no se había rearmado la oficina de patentes de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicet).

 

El grupo de científicos confeccionó, además, un manual completo de transferencia, una patente, publicaciones, tesis y por intercambio con otras universidades argentinas, lograron definir la figura jurídica que debe regir a una empresa con base tecnológica.

 

Por último, Cadus indicó que en las ciudades “el surgimiento de edificios y torres con espacios abiertos entre ellas, generan climas locales, vientos y turbulencias que están afectadas por todas las pequeñas emisiones de las unidades de producción como tintorerías, rotiserías, talleres de chapa y pintura”, y por esto motivo, destacó: “Necesitamos una convivencia civilizada donde un acuerdo Estado-Comunidad priorice el desarrollo tecnológico, como reaseguro de la calidad de vida”.

 

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