viernes, abril 19, 2024
Golazo HDNacionales

El paso a paso de la vergüenza histórica para elegir presidente

La elección en la AFA terminó en un escándalo en el recuento de votos; no se supo quién ganó; Luis Segura reclama unidad y Marcelo Tinelli, nuevos comicios.

La elección en la Asociación del Fútbol Argentino resultó histórica. También un papelón. En suma, un papelón histórico. Uno de los dos aspirantes a la presidencia, Luis Segura o Marcelo Tinelli , ganó la votación por 38 a 37 votos. Pero nunca se supo durante la calurosa noche en el predio “Julio Humberto Grondona” en Ezeiza cuál de los dos tuvo el margen a favor. La dirigencia del fútbol argentino desperdició anoche una sensacional chance de ganar la cuota de seriedad tantas veces reclamada desde la muerte del caudillo de Sarandí. Una oportunidad única, pero dilapidada. “Somos la comicidad del mundo del fútbol”, lo sintetizó un compungido dirigente. La rosca torpedeó a la democracia y el futuro de la AFA quedó sumido en la incertidumbre: Segura pretende una lista de unidad, Tinelli reclama una nueva elección.

El enojo era casi físico en el tinellismo: “Hubo ocho traidores, y ya sabemos quiénes son”. Final de un día en el que no había grandes posibilidades de cometer “un error”, como más tarde lo llamó Segura. Unas 500 personas, entre asambleístas, acompañantes, curiosos -como el todavía ministro de Seguridad de la provincia, Alejandro Granados o el empresario Alberto Samid- y periodistas, se acomodaron en el gimnasio de futsal del predio, construido con los dineros del Proyecto Goal que la FIFA reparte entre sus 209 federaciones como parte de un estilo que llega a su fin; era el mismo escenario en el que, 16 meses y dos días antes, habían sido velados los restos de Grondona.

La urna ancestral, bien conservada por falta de uso, se mostró, vacía, del derecho y del revés, como si lo que estaba a punto de llevarse a cabo fuera un acto de magia. Daniel Angelici se sentó en primera fila, en mangas de camisa; a su derecha, Víctor Blanco , de corte impecable, se acomodaba junto a Hugo Moyano , de inevitable campera. Rodolfo D’Onofrio se ubicó en el estrado, flanqueado por Segura y Claudio “Chiqui” Tapia, el titular de Barracas Central; en cambio, Matías Lammens, el titular de San Lorenzo, se instaló fuera del perímetro de asambleístas, junto a su candidato, Tinelli, mientras el ex ministro de Justicia Ricardo Gil Lavedra, los respaldaba.

No faltaron ciertas chicanas. Cuando a las 19.10 el secretario general de la AFA, Miguel Silva, convocó formalmente a los asambleístas para dar comienzo formal al comicio, faltaban dos de los 75 delegados, los representantes de Patronato de Paraná e Instituto de Córdoba, se produjo un breve debate entre Pipo Marín (Acassuso) y Damián Dupillet (Ituzaingó), operadores de ambos bandos, para decidir si los aguardaban: se suponía que los dos ausentes votaban al mismo candidato. llegaron cinco minutos después. El presidente de Central Ballester, Marcelo Pereyra, que había denunciado amenazas contra su familia a causa de su intención de votar por Tinelli, fue reemplazado por un delegado de Muñiz, otro club de la Primera D. Y a la Liga de Cafayate, también cuestionada, se le permitió finalmente participar.

Por lo tanto, 75 asambleístas emitieron su sufragio entre las 20.05 y las 20.32 de anoche, de manera ordenada; desde el presidente Aldosivi José Moscuzza a Javier Cáceres, de la liga santacruceña, entre murmullos de conformidad. Algunos, es cierto, caminaron de manera tan cansina hacia uno de los dos cuartos oscuros dispuestos, que pareció que estaban más de acuerdo en el proceso generalizado de la mano alzada -una oferta que tras el escándalo verbalizaría Angelici- que con el procedimiento de la urna, tan desacostumbrado en la conciencia afista.

Tres inspectores de la Inspección General de Justicia controlaron la apertura de los sobres, llevada a cabo por el vice de Estudiantes, Pascual Caiella, a quien flanqueaban el titular de Olimpo, Alfredo Dagna, y el de de Talleres de Córdoba, Rodrigo Escribano. Supervisaba la tarea el Defensor del Pueblo porteño, Alejandro Amor. El proceso transcurría apacible, pese al calor y a la ansiedad de los asambleístas y sus acompañantes, que cercaban de manera progresiva la mesa del escrutinio. Los pronósticos de variada índole (“si gana Tinelli lo hace por seis votos. Segura es presidente por apenas uno. ¡hay empate técnico!”) que venían escuchándose desde temprano se disolvieron en un eléctrico silencio.

Y de golpe, la sorpresa. Los 75 votos eran, en el recuento, uno más. A las 20.50, con los brazos cruzados, Tinelli se acercó a la mesa del escrutinio con gesto preocupado, mientras Angelici esbozaba un gesto incrédulo y Segura, en el estrado, comenzaba a vislumbrar la negociación en ciernes. La elección había descarrilado. El titular de Boca reclamó una segunda vuelta a cara descubierta (“no entiendo por qué tiene que ser todo tan secreto”), pero el presidente de Atlético Tucumán, Mario Leito, reclamó respeto al estatuto (que no contempla la mano alzada) y reveló el último ingrediente: algunos asambleístas ya se habían esfumado en la noche.

Se habló hasta de diez ausentes sin aviso, pero el repaso de la lista, como en un grado de primaria, demostró que sólo eran dos; uno de ellos, Ángel Lozano, el titular de Excursionistas, había sido protagonista de un episodio particular antes de la votación cuando el presidente de Atlanta, Gastón Greco, preguntó si Lozano podía votar dado que había renunciado a su cargo durante la jornada. “No sé de dónde sacó eso, nunca renuncié”, reaccionó Lozano. Una fuente del club explicó más tarde que la comisión directiva le había rechazado la dimisión. Luego, una vez perdido el rastro del dirigente, se divulgaron en twitter fotos de la agresión de barras del club contra su casa. Sin el total de los asambleístas, una nueva votación se tornó impracticable. “Esto me consterna, hasta me avergüenza” confesó Segura en la conferencia de prensa que compartió con un Tinelli llamativamente comprensivo.

No le duró mucho. Dos horas más tarde el mensaje desde el grupo del conductor de TV era otro: “Vamos a fondo, habrá nuevas elecciones cuando tengan que ser”.

Final de un día que prometía ser excepcional en la vida institucional de la AFA y que terminó en otro escándalo. Se votó, se eligió, se registró un triunfo. No le pertenece a ninguno de los dos candidatos, sino a una práctica enojosa y anticuada, que, para su desgracia, mantiene bajo sospecha al fútbol argentino.

Fuente: Canchallena.com

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