jueves, abril 18, 2024
Internacionales

La obsesión del Estado Islámico con Francia golpea de lleno en el turismo

Cayó 10% con respecto al verano pasado; se suspendieron decenas de festivales en todo el país

PARÍS.- ¿Los jihadistas de Estado Islámico (EI) terminarán por ganar la batalla del terror en Francia? En todo caso, ya parecen haber minado la fisonomía festiva de los veranos en el país. En total, el turismo cayó un 10% esta temporada estival, especialmente en París y la Costa Azul.

Desde el siglo XII, cada mes de septiembre la norteña ciudad francesa de Lille recibe durante un fin de semana el mercado de pulgas más grande de Europa. Célebre por su ambiente de jovialidad, la feria atrae a entre dos y tres millones de personas, que no sólo vienen por la calidad de los artículos de segunda mano que proponen sus 10.000 expositores, sino también para consumir toneladas de mejillones y beber ríos de cerveza.

Pero este año, por primera vez desde la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial, la Braderie de Lille ha sido anulada. Tras los recientes atentados terroristas que sacudieron el país, las autoridades locales y nacionales llegaron a la conclusión de que es imposible garantizar la seguridad de ese océano de gente que inunda 100 kilómetros de calles, avenidas y callejuelas de la bella ciudad en forma permanente durante 48 horas.

“La decisión ha sido para mí un auténtico desgarramiento”, confesó la alcaldesa socialista de la ciudad, Martine Aubrey. Furiosos, los dirigentes de la Cámara de Comercio de Lille calificaron la anulación de “desastre cultural y económico”.

La polémica de Lille no fue la única. Desde el atentado del 14 de julio en Niza, que costó la vida a 85 personas, se produjo una cascada de anulaciones de festivales y eventos culturales estivales en toda Francia que provocaron la furia de organizadores y comerciantes locales que obtienen en ese momento hasta el 20% de sus ganancias anuales.

“Es una auténtica estupidez. Todo el mundo sabe que la seguridad absoluta no existe. Si comenzamos así, la vida del país quedará paralizada”, protestó el vocero de la Cámara de Comercio de Lille.

“Prefiero afrontar la indignación de quienes perderán un evento de referencia, incluso dinero, a la de aquellos que pueden perder un hijo”, respondió el prefecto de la región, que tomó la decisión junto con Aubry.

Cuando falta sólo un año para las elecciones presidenciales, también los partidos políticos aprovechan la situación para ganar adeptos. Cuando las autoridades anulan eventos por seguridad, los futuros candidatos se suman a las críticas. Pero las denuncias son aún mayores cuando se produce un atentado.

Para las autoridades nacionales, mantener la mayor cantidad posible de festivales es un auténtico rompecabezas. “Implica la movilización de fuerzas de seguridad, policía municipal y, eventualmente, agentes de seguridad privados”, declaró el ministro del Interior, Bernard de Cazeneuve.

Además de los efectivos militares de la operación antiterrorista Sentinelle (10.000 hombres), unos 12.500 reservistas de la gendarmería están listos para ser movilizados. Los costos, naturalmente, son siderales.

En Niza, que aún sigue en estado de conmoción, las autoridades locales anularon el festival Nice Jazz y un concierto de Rihanna, que debía realizarse el 15 de julio.

La municipalidad también suspendió la Fiesta del Puerto, prevista para septiembre, la tradicional Prom’Party, que transforma el Paseo de los Ingleses -donde se produjo el atentado- en una inmensa pista de baile todos los 15 y 28 de agosto. Incluso se anularon los campeonatos de Europa de ciclismo en ruta a mediados de septiembre.

En Marsella, las autoridades suspendieron el tradicional festival aéreo donde participa la popular Patrulla de Francia. Según las autoridades, la manifestación militar, que reunió a más de 100.000 personas el año pasado, “monopolizaría medios humanos considerables, en momentos en que las fuerzas de seguridad se encuentran sometidas a una extrema presión debido al estado de emergencia”.

París no había esperado esas decisiones para tomar las mismas medidas. Si bien la célebre instalación de Paris-Plages en los muelles del río Sena fue mantenida bajo rigurosas medidas de seguridad, la capital tuvo que aceptar la anulación de varias manifestaciones de su programa estival. Así sucedió con la popular Noche de las Estrellas, organizada por el Departamento de Astronomía de la Ciudad de las Ciencias y la Industria, durante la cual miles de niños y adultos escrutan el cielo. También se desprogramaron varios festivales de cine al aire libre, torneos deportivos y la peatonalización de los Campos Elíseos.

Tras el drama de Niza, donde las víctimas acababan de presenciar los fuegos artificiales del día nacional, numerosas municipalidades suspendieron sus espectáculos pirotécnicos. La misma suerte correrán numerosos festivales musicales al aire libre, que suelen reunir a miles de personas durante toda la noche. (La Nación)

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